Conceptos dinámicos

La creatividad, pensamiento original, imaginación constructiva, pensamiento divergente o pensamiento creativo, es la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, que habitualmente producen soluciones originales.

La imaginación (del latín imaginatĭo, -ōnis) es un proceso superior que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación percibida por los sentidos de la mente. «Intrínsecamente generada» significa que la información se ha formado dentro del organismo en ausencia de estímulos del ambiente. En lo que respecta a «sentidos de la mente», son los mecanismos que permiten «ver» un objeto que se había visualizado previamente pero que ya no se encuentra presente en el ambiente. Cabe aclarar que cuando se imagina no se reduce solo al sentido de la visión, sino también a otras áreas sensoriales.
En el sentido anterior la imaginación tiene semejanza con el proceso de percibir. No obstante, la primera no se limita a la segunda. La imaginación es un proceso más abstracto, esto es, que no necesita de un objeto presente en la realidad (en ese instante), ella se sirve de la memoria para manipular la información y relacionarla de formas que no dependen del estado actual del organismo. Es decir, la imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en nuevos estímulos y realidades.
Los orígenes del estudio de la imaginación datan desde las reflexiones filosóficas. No obstante, su posicionamiento como materia de estudio científico, alejado de especulaciones metafísicas, se da con el nacimiento de la psicología experimental, pese a esto, se conserva como un componente psíquico lejos de ser descifrado. Es solo hasta finales del siglo XX y principios del presente siglo que la imaginación se toma como desafío para la investigación psicológica y neurocientífica, y los métodos conjuntos de neuroimagen y conductuales permiten vislumbrar hipótesis de cómo el cerebro imagina.


El pensamiento crítico es un proceso cognitivo que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de la manera en la que se articulan las secuencias cognitivas que pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. También se define, desde un punto de vista práctico, como un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la posición más razonable y justificada sobre un tema.
El pensamiento crítico se basa en valores intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa.

Pautas del pensamiento crítico
El pensamiento crítico tiene cualidades del pensamiento Divergente y estos a su vez conforman el Pensamiento Creativo, es importante considerar la importancia de organizar los procesos de pensamiento a través de estrategias no ortodoxas. Para ello, se puede hacer uso de ciertos alineamientos a partir de los cuales se revisará la construcción de nuestros planteamientos. Los cuales son siete:
-Claridad- Modo en como se expresa la propuesta
-Exactitud-Grado en que la estructura empleada se encuentra en congruencia con el material a abordar.
-Precisión-Construcción o propuesta debe ser adecuada en el manejo de los conocimientos.
-Pertenencia o relevancia-Contexto en el que se trata la cuestión.
Profundidad-Cuando el nivel de análisis, investigación y explicación se encuentra lo suficientemente cuidado.
-Amplitud-Extensión para el planteamiento del problema.
-Lógica-Argumentación con forme a las reglas de un pensamiento bien articulado.
La inteligencia y el conocimiento no implica que se pueda tener un razonamiento o pensamiento crítico per se.